Una novela sustentada en investigaciones propias y de Horacio Lutzky que entrelaza las historias de una madre y su hijo, de judíos y nazis, y de israelíes persiguiendo a los criminales de la derecha alemana
Por Paulo Menotti
La Argentina carga con la triste fama de haber sido el refugio de los criminales nazis escapados después de la Segunda Guerra Mundial. Algo de verdad existe en ese mito, porque recibimos a Adolf Eichmann, quien fue capturado por el servicio secreto israelí (Mossad), y a Eric Priebke, quien vivió en Bariloche. También es cierto que otros criminales nazis huyeron a otros países que no tienen la errónea fama de nuestra tierra. Esa leyenda, que generó una inmensa literatura sobre el post nazismo, se olvida de que nuestra patria sirvió de refugio para judíos, más allá de que las puertas estuvieron cerradas en los momentos más necesarios: entre 1938 y 1945. A pesar de esto, muchas mujeres y hombres lograron llegar a nuestro suelo en gran medida con el auxilio de parientes, de la gran comunidad hebrea y también de organizaciones antifascistas, de izquierda. La periodista Miriam Lewin recrea en base a datos de la vida real estas historias para dar forma a una ficción de espionaje, intriga y relaciones humanas sustentadas en gran medida en investigaciones propias y de Horacio Lutzky. En su libro Dina y Natan, se entrelazan las historias de una madre y su hijo, de judíos y nazis, y de israelíes persiguiendo a los criminales de la derecha alemana.
Todo confluye en Argentina
La historia se inicia en Los Balcanes, en Bosnia donde nace Natan en el seno de una familia judía que también es el fruto de antiguas persecuciones o distintas formas de migración y eso explica que sus parientes estén repartidos entre Turquía y Palestina. Sobre ellos sobreviene la Segunda Guerra Mundial, la persecución de los nazis y distintas agrupaciones de derecha en distintos países que los persiguen para asesinarlos. Al igual que tantas otras, la familia se disgrega y el hijo pierde el contacto de su madre. Al tiempo, Natan recibe una misiva de Dina que le dice que está en Argentina y lo espera. El hijo llega a nuestro país, pero aquí lo espera una sorpresa. Su madre está con un nazi. Allí comienza a desarrollarse otra trama llena de intriga.
Comunidad judía
“Ella le explicaba que antes de vivir en otros países, hacía muchos, pero muchos años, sus familias habitaban en Sefarad, una tierra donde el sol calentaba siempre y de donde los habían expulsado”, narra en una parte Miriam Lewin destacando las raíces, la diáspora, el pasado de la comunidad judía que se dispersó por muchas partes del mundo. En este libro, Lewin da cuenta de los rasgos, las prácticas, las costumbres y los rituales de hombres y mujeres judías y las maneras en las que se recuperaron y recrearon en nuestro país. La historia atraviesa distintos momentos históricos de los judíos entre la Segunda Guerra Mundial y décadas más tarde donde tuvieron lugar la creación del Estado de Israel y la captura de Eichmann, entre otras cosas. Además, el libro refleja los lugares habitados por ellos como los distintos barrios de Buenos Aires e, incluso, Mar del Plata, entre otros. En ese sentido, Dina y Natan nos sumerge en una historia de espionaje, de intrigas, de relaciones parentales y, también en lugares de nuestro país hacia mediados del siglo XX y que fueron habitados por nazis y judíos tratando de ajustar cuentas en la posguerra.