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2 septiembre, 2025

La recaudación del IVA muestra signos de vida en comercio e industria, pese a la incertidumbre pre-electoral

Luis Caputo puede respirar tranquilo: la recaudación tributaria de agosto no da como para festejar, pero tampoco refleja un escenario amenazante desde el punto de vista de la actividad económica y de los recursos fiscales.

Es cierto que, en la comparación interanual se registró una caída de 2,5% en términos reales -los ingresos subieron nominalmente un 30,6% mientras la inflación de los últimos 12 meses es de 34%-. Sin embargo, los tributos más directamente vinculados al nivel de actividad industrial y comercial, como el IVA, mostraron un resultado más que aceptable.

En términos reales, el IVA tuvo una mejora de 2,1% interanual, y mostró buen desempeño no solamente en la recaudación aduanera -la ligada a importaciones- sino también en la impositiva -que refleja la facturación de los comercios locales.

Así, aunque el ministro ya no pueda dejar mensajes optimistas en las redes sociales, como había hecho hace un mes, cuando la recaudación mostró una mejora de 4,8% real, la verdad es que el resultado no es tan malo como podía suponerse por la volatilidad del mercado financiero.

Después de todo, debe considerarse que en agosto ya no se contó con el aporte extraordinario de las retenciones a la exportación que se había visto en junio y julio, un típico incremento estacional que ocurre en el pico de ventas de la cosecha gruesa de soja. Este año, además, ese efecto fue potenciado por el alivio impositivo que, en su enunciación original, iba a ser transitorio. Eso llevó a que los productores se apresuraran a vender sus stocks y que luego, en agosto, se produjera la previsible caída.

Puesto en números, lo que ingresó a la caja de ARCA por retenciones a la exportación en agosto representó apenas un 2,6% de la recaudación total. En junio, las retenciones habían aportado un contundente 7,5%.

Recaudación:todo al IVA y a Ganancias

Para el resto del año, la presunción de los analistas del negocio agropecuario es que las cifras de exportación serán modestas, tanto por una cuestión estacional del campo como por la incertidumbre política pre-electoral. El hecho de que en el mercado se esté especulando con un nuevo esquema cambiario tras las legislativas de octubre hace que los productores tiendan a ser conservadores y mantener sus stocks en los silobolsas.

En consecuencia, la caja de ARCA dependerá de que se mantengan en buenos niveles los dos principales rubros de recaudación: el IVA y el impuesto a las Ganancias.

En el caso de Ganancias, que se aplica sobre ingresos nominales, las perspectivas son de suba. Es un típico impuesto que no fluctúa junto con el nivel de actividad económica. De hecho, suele ser el que aumenta la recaudación en períodos recesivos, porque acompaña más a la inflación que a ingresos reales. En agosto, su crecimiento real fue de 13,8% -recibió el impacto positivo de un régimen de facilidades de pago-.

Y en lo que respecta al IVA, el hecho de que haya tenido una leve variación positiva es destacable, porque se produjo en un mes plagado de malas señales, como el virtual congelamiento del crédito y el aumento de la morosidad bancaria por las subas en las tasas de interés. Además, el índice de producción industrial que mide la consultora FIEL registró una caída de 3,3% interanual y de 1,4% respecto del mes anterior.

El Gobierno recauda, pese a la incertidumbre

El último dato EMAE, correspondiente a junio, había mostrado una caída de 0,7% respecto del mes anterior, mientras que el relevamiento de CAME sobre ventas en pequeños negocios minoristas indicaba una baja real de 2% interanual y de 5,7% en un mes. Además, los indicadores de humor social que pueden ligarse a la predisposición al consumo, como el índice de confianza del consumidor -elaborado por la Universidad Di Tella– marcaron un desplome en agosto.

En un clima de escepticismo y ralentización de la actividad en varios sectores, las agremiaciones empresariales como la Unión Industrial Argentina advertían sobre el efecto sobre la actividad y el empleo.

Con ese marco, podía suponerse que la recaudación de agosto se viera impactada en el IVA y en los tributos del sistema de seguridad social. Sin embargo, en ambos casos se registraron variaciones reales positivas.

En los recursos que ingresan a la caja de Anses -como las contribuciones patronales y los aportes personales de los trabajadores asalariados-, hubo un incremento real de 6,3% interanual.

Claro que esto no necesariamente contradice el empeoramiento que se está viendo en los números de empleo, pero al menos marca que en el sector laboral formal hay una mejora en el total de la masa salarial.

En todo caso, lo que temen los economistas es que la performance económica se resienta todavía más en septiembre y octubre, hasta que la típica incertidumbre pre-electoral -durante la cual se retraen el crédito y las ventas- quede despejada.

Con la motosierra prendida

Como siempre, el gobierno destaca el mérito de haber conseguido una variación positiva a pesar de la eliminación del impuesto PAIS, que en algunos momentos del año pasado llegó a aportar un 7% del total.

Y, además, sigue insistiendo en dos datos sobre los que el mercado ha puesto la lupa. El superávit fiscal, que está en riesgo por la aprobación de leyes sin financiamiento y, también, por el mayor costo financiero de intereses de la deuda.

El otro dado en duda es el de crecimiento del PBI, que el gobierno mantiene en 5,5%, a pesar de que los bancos de inversión han revisado la cifra a la baja, como el influyente JP Morgan, que ahora espera un 4,7% de variación en la actividad.

Este contexto lleva a que en el mercado se planteó el interrogante de si el ingreso a la caja de ARCA alcanzará para cumplir con el objetivo fiscal. Por lo pronto, los analistas creen que, dadas las circunstancias, para llegar a esa meta no se puede confiar únicamente en más entrada de impuestos sino que habrá necesidad de un mayor grado de “motosierra”.

Ocurre que en los últimos informes se confirmó la tendencia creciente del peso del rubro jubilaciones, por efecto de la nueva fórmula de indexación. En la última medición, la masa de pagos a jubilados y pensionados sumaron $4,3 billones, una suba real de 17% interanual. Es, por lejos, el rubro de más peso en el presupuesto, con un 38% del total del gasto.

Para compensar, el gobierno está aplicando la tijera en los subsidios a los servicios públicos, algo que ya se está notando en las facturas hogareñas por los servicios de gas y electricidad. Y en el ámbito político se sospecha que el próximo objetivo será el recorte en los programas de asistencia social, sobre los cuales el Fondo Monetario Internacional pidió un monitoreo más eficiente para confeccionar la lista de beneficiarios.

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