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2 noviembre, 2025

Polémica por la supuesta “desaparición” de Lázaro Báez

La defensa de Lázaro Báez denunció el 18 de octubre que desconocía el paradero del empresario tras su traslado desde la cárcel de Río Gallegos a Ezeiza, calificando la situación como de “extrema gravedad institucional”. Según informó Perfil, la abogada Yanina Nicoletti advirtió al juez Néstor Costabel que ni familiares ni defensores habían sido notificados oficialmente. Báez, de 69 años, sufre hipertensión arterial, insuficiencia cardíaca y un reciente diagnóstico de arritmia que le generó varias internaciones en los últimos meses. La confirmación del alcaide mayor Mariano Torrens de que Báez ya no estaba en el penal, sin brindar detalles, alimentó las sospechas de un traslado irregular.

El caso escaló con rapidez en redes y medios, donde se llegó a hablar de un “desaparecido técnico”, expresión que desató polémica por su carga histórica. La defensa presentó una denuncia ante el Tribunal Oral Federal N° 4 para exigir precisiones sobre el operativo, dispuesto tras el rechazo judicial a la prisión domiciliaria solicitada por razones médicas. Argumentaron que el estrés del traslado y su condición cardíaca podían agravar su cuadro. En medio de críticas al gobierno de Javier Milei, la falta de información generó confusión y preocupación por la integridad física del empresario.

El 19 de octubre, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, desmintió las versiones. “La Justicia le ordenó al Servicio Penitenciario el traslado de Lázaro al CP1, la cárcel de Ezeiza. Por una cuestión determinada, que la pista no estaba en condiciones, una parte del trayecto se hizo en un auto especial y la otra en avión. El abogado fue avisado. Fue trasladado en regla de un penal a otro. Y ante las denuncias, esperamos -antes de desmentir- para demostrar que siempre están generando mentiras”, calificando la denuncia como “show mediático” con el objetivo de presionar por beneficios judiciales, sin hacer referencia a la salud de Báez.

Más tarde se confirmó que el empresario se encontraba en el Hospital del Servicio Penitenciario de Ezeiza. Sin embargo, su equipo defensor aseguró: “El traslado nunca fue notificado a su abogado ni a su familia. Fueron horas de mucha incertidumbre”. Aunque Bullrich dio por cerrado el caso, la defensa insiste en que no tuvo acceso inmediato a su cliente y advirtió que la falta de comunicación pudo haber puesto en riesgo su estabilidad cardíaca.

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