Crudo, cocido, asado, al vapor, gratinado, sobre la masa de la pizza, hecho puré o incluso, como reemplazo del arroz. Estas son las múltiples formas de consumo que tiene el coliflor, una verdura con mala fama por el fuerte aroma que emana cuando recién se la cocina, pero que aporta una gran variedad de compuestos como: vitamina C y K, folato, calcio, potasio, magnesio y abundante fibra; responsables de los múltiples beneficios que ofrece este alimento para la salud.
A pesar de ser mayormente blanco, es posible encontrar variedades de coliflor de color verde y morado. La planta pertenece –junto con las coles de Bruselas, el repollo, el brócoli, la col rizada y el bok choy– a la familia de las plantas crucíferas y proviene de países asiáticos como Líbano y Siria, donde se lo cultiva desde hace más de mil años. Pero fue recién con los romanos que se expandió por el Mediterráneo hasta terminar siendo cultivado en toda Europa.
En cuanto a si puede ser consumido por cualquier persona, Valentina Martínez, licenciada en Nutrición, explica que puede ser contraindicado en ciertos casos de hipotiroidismo. Aunque aclara que la indicación debe ser hecha por el profesional que conozca el caso clínico. “Sí debe ser moderado o evitado si se tiene sobrecrecimiento bacteriano (SIBO) porque fermenta a nivel intestinal y genera flatulencias, y dolores estomacales”, indica.
La cocción en seco −salteando o poniéndolo al horno− es la opción más recomendable si lo que se desea es conservar los nutrientes del alimento, sugiere Martínez. “Cuando se lo hierve la mayoría de sus compuestos quedan en el agua que no termina siendo consumida”, afirma. También añade que gracias a su textura, el coliflor puede ser un reemplazo de los hidratos de carbono como la papa o el arroz.
Esta planta es capaz de mejorar las funciones de varias partes del cuerpo, entre los beneficios más destacados se encuentran: el fortalecimiento del sistema inmunológico, la desintoxicación del cuerpo y la disminución de la inflamación y el colesterol.
Según informa la Clínica Mayo de Estados Unidos, el coliflor tiene un alto contenido de vitamina C y K, y también es una buena fuente de folato, que favorece el crecimiento celular y es esencial durante el embarazo. Martínez agrega que contiene azufres, almidones, calcio vegetal, vitaminas del complejo B, magnesio y potasio. “No tiene grasas ni colesterol y es bajo en sodio. Una porción de una taza contiene solo 25 calorías, 5 gramos de carbohidratos y 2 gramos de fibra dietética”, detalla la institución norteamericana.
1- Mayor inmunidad
Una taza de coliflor otorga más del 75% del objetivo mínimo diario de vitamina C, componente esencial que ayuda a fortalecer el sistema inmunitario, repara y hace crecer tejidos y mejora la absorción de hierro, informan los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos (NIH).
2- Detox
Un estudio publicado en el Journal of Nutrition and Metabolism detalla que tanto el coliflor como otras verduras crucíferas contienen encimas que actúan como recolectores de basura internos y ayudan en el proceso de desintoxicación del cuerpo para deshacerse de sustancias químicas potencialmente dañinas.
3- Más fibra y menos colesterol
Además de aportar fibra y, por ende, generar un efecto saciante, Martínez explica que la fibra dietética del coliflor tiene propiedades para reducir el colesterol en sangre y mantener las arterias libres de acumulación de grasa, lo que favorece la salud cardiovascular.
De acuerdo con una publicación de la revista de salud de la Universidad de Harvard, el coliflor es un buen sustituto de alimentos ricos en almidón como el arroz; lo que lo convierte en una buena manera de reducir las calorías y consumir más fibra.
4- Prevención de afecciones graves
Martínez hace énfasis en su contenido en magnesio y potasio, dos compuestos que señala como responsables de sus efectos anticancerígenos. Además agrega sobre el magnesio: “Hoy se sabe que es un elemento que está presente en numerosas acciones celulares, entre ellas las mentales como, por ejemplo, la defensa hacia el estrés psicológico”.
Asimismo, una investigación titulada “El consumo de verduras crucíferas está inversamente asociado con el riesgo de cáncer de pulmón entre hombres no fumadores”, señala al consumo de plantas crucíferas como posible reductor del riesgo de cáncer de pulmón en no fumadores. Esto se da en un contexto en el que los investigadores del cáncer están particularmente interesados en las crucíferas debido a la presencia de glucosinolatos, que se descomponen en compuestos como indoles e isotiocianatos, que han demostrado ser anticancerígenos, añade Martínez.
5- Disminución de la inflamación
El coliflor es rico en antioxidantes que protegen contra el estrés oxidativo. Un escrito publicado en el Journal of the Academy of Nutrition and Dietetics explica que este proceso se desata cuando hay un desequilibrio entre los radicales libres y los antioxidantes que tiene como resultado a la inflamación generalizada. “Este estudio sugiere que los beneficios para la salud observados previamente en el consumo de vegetales crucíferos pueden estar parcialmente asociados con los efectos antiinflamatorios de estos vegetales”, se detalla.
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