Nada está por fuera del masterplan de Marcelo Gallardo. Las inversiones millonarias que el club viene haciendo en el mercado son una parte de la estrategia del deté para remodelar a su River. Pero hay otra: la competitividad interna entre aquellos que son parte del staff fijo. Y la señal más clara fue la presencia por dos partidos al hilo de dos pibes: Santiago Lencina y Juan Cruz Meza, de estreno como titular.
El gol de Lencina, 19 abriles, tan emocionado como sacrificado, fue premio al esfuerzo de un volante que se movió en el ecosistema Mastantuono: volcado por la derecha a perfil cambiado, el objetivo era que su fútbol le permitiera a River reorientar el juego tanto rebotando pelotas como cerrándose al medio para que Gonzalo Montiel tuviera su carril libre para avanzar. Lo paradójico del caso es que el interior devenido extremo llegó a convertir su primer gol en Primera precisamente por la otra banda: Colidio lo asistió y Lencina remató para marcar el 2-0, con rebote incluido en Alarcón.
El festejo de Lencina. Foto: Prensa River
De nuevo presente en la alineación, esta vez en ataque -ante Platense se había movido en el medio- el chaqueño refrendó la decisión de MG de inclinarse por los juveniles por encima de quienes han probado que tienen que elevar sus propios umbrales de exigencia para meterse en el equipo. Y también su filo: en el segundo tiempo, ya volcado en el rol que Gallardo le dio, Santiago controló un centro post deslome de Maxi Salas y definió tranquilo al primer palo, con tal nivel de precisión que la pelota pasó por entre las piernas de un rival.
La rompió, Lencina. Y algo similar probó Juan Cruz Meza: el hermano de Maxi, de 17 años, jugó desde el arranque por primera vez y no sintió -o al menos, eso pareció- su fugaz irrupción en Primera: en 12 días pasó de recibir la noticia de su promoción a la élite a disputar su segundo encuentro. Dejando pistas de lo que es capaz de hacer. ¿Un botón de muestra? El pase flotado con el que dejó mano a mano a Facundo Colidio cuando el partido todavía iba 0-0 (el delantero remató demasiado elevado ante la salida de Manuel Roffo).
El festejo de Lencina. Foto: Ariel Alejandro Carreras
El pibe Meza, otro de buen partido
El correntino, quien arrancó como interior por la izquierda, completó casi una hora de partido y se mostró siempre conectado con las necesidades, alternando entre bandas para ofrecer pases (el que le convidó a FC fue por la derecha). Todo eso antes de ser relevado por Giuliano Galoppo, casi como si se tratara de un cambio simbólico: quien entró en su lugar fue precisamente uno de los talentos que perdió una plaza en lugar de los chicos. Esos que en un par de encuentros ya demostraron que, si bien tendrán que sostener este ritmo y aprovechar las chances que les ofrecerá la triple competencia (Libertadores, Copa Argentina y Clausura). Aunque el estirón ya lo pegaron.
El pibe Meza. Foto: Ariel Alejandro Carreras