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17 junio, 2025

El abogado de De Vido explicó por qué la línea Cristina-José López salvó a su defendido

El abogado Maximiliano Rusconi explicó que Julio De Vido, exministro de Planificación, fue absuelto de la causa Vialidad porque nunca fue mencionado el hecho por el que se lo imputó y aseguró que su defendido “no tenía relación con José López”, aunque dijo que esto “no alcanza para condenar a Cristina Kirchner”. “La hipótesis de las llamadas telefónicas de Cristina con el señor López apareció por la ventana”, observó en Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio JAI (FM 96.3).

Maximiliano Rusconi es abogado, doctor en Derecho, catedrático de Derecho Penal y Procesal Penal en la Universidad de Buenos Aires. Se desempeñó como fiscal general de la Procuración General de la Nación. Es profesor honorario de la Universidad de San Marcos Porres de Lima, en Perú. También es miembro fundador del Instituto de Estudios Comparados de Ciencias Penales de la República Argentina y socio de la Fundación Internacional de Ciencias Penales. Es autor de numerosos libros sobre derecho. A fines del año pasado presentó “La justicia prófuga. Por una refundación del sistema judicial”, publicado por Fondo de Cultura Económica.

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Haciendo una especie de pacto de lectura, yo soy de los que piensan que durante el kirchnerismo hubo actos de corrupción en mayor proporción que en cualquier otro gobierno. Sin ninguna duda, una persona como quien llevó adelante la obra pública en Santa Cruz, quien no tenía ningún antecedente anterior de haber tenido una empresa de obra pública, Lázaro Báez, es una demostración inequívoca de que hubo corrupción. Aún así, creo que a lo largo del tiempo nos hemos entendido siempre en un diálogo respetuoso. Me gustaría conocer su visión sobre cómo debiera ser esa justicia que usted plantea en su último libro. ¿Una justicia como la que usted plantea no hubiera llegado igual a una condena de Cristina Kirchner en el caso de Vialidad?

Con respecto a la mini editorial inicial, yo creo que es importante, en algún otro momento, reflexionar un poquito más. Yo creo que habría que rediscutir algunos de los extremos en los que se monta esta idea de un período de corrupción. Es decir, uno en general ha advertido que en los medios hegemónicos se instaló la idea de por qué tantas rutas en Santa Cruz. Bueno, la respuesta es evidente. Santa Cruz, incluso hoy, en la relación metro lineal de ruta por extensión de la provincia, Santa Cruz seguro es una provincia que está en las prioridades si hoy hubiera que decidir en dónde hay que todavía construir rutas, a pesar de lo que pasó en esos años. Era una provincia enormemente extensa que necesitaba esa comunicación vial de modo inequívoco.

En segundo lugar, se instaló que Lázaro Báez fue el gran beneficiado en materia de obra pública en ese período. Cuando uno escucha esto, uno imagina que Lázaro Báez debe estar en los primeros cinco lugares de adjudicación de obra pública. Y la respuesta es que no está ni en los primeros diez ni en los primeros veinte. Figura número 39 Austral Construcciones. Y en los primeros 10, 15 lugares están los de siempre, que nadie objeta.

Se dice que se han robado sé cuántos PBI y que ha sido tremendo el impacto de la corrupción vinculado con las construcciones y las adjudicaciones. Y yo no soy abogado de Lázaro Báez, por lo menos no en los últimos 8 años, pero la respuesta es que la adjudicación a Austral Construcciones de obra pública fue del 0,39%. Entonces, digo esto como para dar una información dura y preguntarnos si no será que estamos exagerando un poco la cuestión. De todos modos, creo que el eje no es ese ahora.

¿Cómo debiera ser la justicia? Yo soy muy escéptico respecto de esperar grandes noticias republicanas o de una justicia independiente en la Argentina. Incluso, posiblemente, deba extender el diagnóstico a toda América Latina, y quizá también a otros países también centrales.

¿Brasil, por ejemplo?

Sí, claro. Sudamérica y Centroamérica son dos continentes que han tenido enormes dificultades para tener una justicia más o menos digna. En el libro que mencionaba cuento hay que ver si la justicia no nace en los estados modernos con un ADN medio complicado. La justicia nace posiblemente para limitar los eventuales excesos del avance popular sobre el Parlamento, en la Revolución Francesa. Esto merece que el sistema judicial se discuta en el marco de un nuevo modelo de gestión de los Estados. Necesitamos rediscutir los modelos constitucionales.

Pero más allá de eso, para hacer referencia a las noticias recientes, la Corte que normalmente tarda un año y medio en resolver expedientes, como mínimo, incluso cuando desestima casi sin fundamentos. Por ejemplo, la Corte tiene hace ocho años una nulidad planteada por la mamá del fiscal Nisman, referido a la legitimidad de una causa que se generó por lavado de activos, vinculado con las cuentas de Nisman que se encontraron afuera. Hace ocho años que tiene esa causa por lavado de activos y con un planteo de nulidad de la madre del exfiscal, y no lo resuelve.

Cristina Kirchner conocerá este semana la resolución sobre su pedido de prisión domiciliaria.

Ahora, resulta que con este expediente de la causa Vialidad, que es muy importante para toda la comunidad para saber qué pasó y que se resuelvan esas sospechas de una justicia que no funcionó correctamente, se toma 42 días de trámite. Sí le corrió vista a las defensas de los planteos de la fiscalía, pero no le corrió vista a la Procuración de los planteos de las defensas. Había nueve recursos que no se les corrió vista a las defensas para opinar sobre esto.

En 27 páginas resolvieron un expediente que tenía una enorme cantidad de problemas. Encima, en esas páginas criticaron con sumo detalle la actuación del abogado defensor, en vez de ocuparse de la sentencia. Me parece que ese, como mínimo, es un problema inductivo. Uno siente cierta defraudación, más allá de lo que uno crea sobre lo que sucedió o no en el hecho histórico. Pero me parece que ese es un ejemplo de una justicia que no es muy digna.

Alejandro Gomel: Los fiscales Luciani y Mola se pronunciaron en contra de otorgarle la prisión domiciliaria a Cristina Fernández de Kirchner. “No se advierten las razones humanitarias que justificarían una domiciliaria”, dijeron.

Habría que ver qué han opinado estos fiscales, o qué opina el Ministerio Público en algunos casos de arrestos domiciliarios para genocidas. Independientemente de si hay razones humanitarias o no, que podemos discutirlo, yo creo que esto, por definición, me parece que es una causa compleja institucionalmente. Quedó clara cierta relación entre el fiscal Luciani y el expresidente Macri, aunque la Corte no quiera investigarla. Compartían equipos de fútbol y campeonatos en las quintas. Esas cosas están puestas en manuales alemanes de procesal, por ejemplo, de Claus Roxin. El caso de jugar al tenis, o hacer un deporte, entre el juez y el fiscal, es un ejemplo de manual para situaciones en donde el juez debía excusarse. Más allá de las razones procesales, la imagen de una presidenta presa, encarcelada en una unidad penitenciaria, me parece que no es la mejor imagen institucional. Sobre todo, en un contexto en donde ese expediente es muy dudoso.

Hay que recordar que este caso se inició con una denuncia que hace Iguacel —a quien designó el expresidente Macri en Vialidad Provincial—, y acompañando un peritaje en donde los peritos, en las conclusiones, dicen que casi no hubo diferencia entre los precios de mercado, que no hubo obras sin realizar, y que la calidad constructiva era buena. Esa fue la conclusión, en base a la cual se inició este caso. Se imputaron 500 y pico de obras, de las cuales luego se hizo solamente mención a 51, y luego se hizo una pericia sólo sobre cinco.

El Ministerio Público Fiscal es quien debe investigar, y las defensas pidieron hacer la pericia y extender la pericia a todas las obras, algo que fue negado. El tribunal se alejó de los informes periciales de modo ostensible. Sobre todo, en el caso de la expresidenta, utilizó como hipótesis una situación que no estaba, que tenía que ver con algunas llamadas telefónicas vinculadas con el señor López —un funcionario de segunda jerarquía, pero era muy emblemático por el tema de los bolsos—. Esa hipótesis apareció por la ventana en ese juicio. El juicio fue un desastre.

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AG: ¿Usted se imagina que el tribunal puede llegar a dictaminar que no sea domiciliaria y que sea prisión efectiva, después de lo que acaban de decir los fiscales? ¿O no se imagina, dentro del derecho, que eso pueda suceder?

El fuero federal, con asiento en la Capital Federal, me ha demostrado que es capaz de cualquier cosa. Dicen que está cerrada toda la investigación en Argentina sobre esto, pero todavía las normas procesales prevén lo que se llama un recurso de revisión. En la última reforma procesal hay muchas hipótesis como, por ejemplo, que hubo prueba que ostensiblemente no hubiera sido tenida en cuenta, o que apareció sorpresivamente. Es decir, son los recursos para el caso donde se juzgó por homicidio y aparece el muerto, por ejemplo. No me puedo olvidar de que hubo funcionarios públicos que no tuvieron ningún arresto domiciliario. Yo soy abogado todavía de Julio De Vido, que estuvo varios años en prisión y no tiene todavía ninguna condena firme. Entonces, yo creo que esto es factible.

Sin embargo, me parece que las durezas judiciales tienen que montarse sobre casos que son indiscutiblemente éticos, en donde se han respetado las garantías. Bueno, este no es el caso. Lamentablemente lo digo. Acá no se han respetado las garantías. Este caso y muchos otros han sido muy irregulares, con solo recordar que gran parte de estas instrucciones las ha manejado el juez Bonadio. No quiero hacer más que mencionarlo porque está fallecido y no puede contestarme estas cosas, pero yo se las he dicho personalmente. Esa ha sido la justicia de instrucción que hemos tenido. Y tribunales, que uno siempre especuló con que iban a corregir estos exabruptos de los jueces de instrucción, no lo hacen, y en las instancias tampoco lo hacen.

Todo esto genera mucha tristeza y necesidad de repensar esto. Los que se benefician políticamente en alguna coyuntura de estos modelos judiciales creen que por cinco minutos esto está todo fantástico, hasta que les toca a ellos ser víctimas de esto. Y ahí advierten los costos de violar garantías. Los argentinos tenemos que pensar qué justicia queremos hacia el futuro. Esto es indudable.

Escuché repetidamente a personas muy cercanas a Cristina Kirchner usar como argumento que cómo puede ser que, tratándose de obra pública, casualmente no haya sido condenado De Vido. Usted es el abogado de De Vido. ¿Qué reflexión tiene respecto de la decisión que tuvo la justicia sobre su defendido? ¿Le parece que actuó correctamente o no?

Todo fue un desastre. Y no es que ahora, porque tengo que defender la decisión de absolución respecto de Julio De Vido, diría que esa partecita sí fue correcta. Esa partecita fue el escándalo mayúsculo que no quisieron asumir. Quizá también les venía bien sacarme de las vías recursivas a mí. Qué sé yo. La verdad es que ningún motivo tiene que ver con el respeto al Estado de Derecho. Pero el caso de Julio De Vido nunca debió llegar a juicio oral.

Una garantía esencial es que, a un funcionario, o a cualquier personas, se le describa en la imputación cuál es el hecho con precisión, para que pueda defenderse. Cuando decimos cuál es el hecho, es: en un día, en un lugar, en una condición determinada, usted realizó tal cosa. Es decir, esa es la definición de hecho fáctico. Y, por supuesto, esto además debe tener sentido normativo. Esto no sucedió nunca con Julio De Vido y lo hemos planteado desde el comienzo. Esto lo dijimos al comienzo, planteando nulidades, en un juicio donde lo primero que se hizo fue anular los micrófonos de las defensas. Así arrancó ese juicio Vialidad.

Cristina Kirchner y Julio De Vido.

En la primera audiencia oral de un juicio oral, las defensas se encontraron bloqueadas. Entonces, nosotros planteamos esa nulidad y dijimos que no se puede nunca llegar con éxito a una condena si es que no se define el hecho. Porque yo no sé ahora de qué tengo que defender a Julio De Vido. Julio De Vido no fue mencionado nunca. Es más: durante todo el proceso del juicio oral —cuatrocientos testigos, meses y meses de trabajo en las audiencias—, a veces hemos hecho preguntas que, en otro escenario, estratégicamente serían un desastre.

Por ejemplo, yo le he preguntado a muchos testigos si alguna vez recibieron alguna indicación de que tenía que ir a verlo a Julio De Vido, o algún comentario acerca de que en realidad había una intervención irregular de Julio De Vido. Cualquier abogado defensor diría que soy un loco. ¿Qué pasa si el testigo dice que sí? Yo lo hice para demostrar que las respuestas siempre fueron “no”. Cuando terminamos de hacer el alegato, dije que esas preguntas que yo hice, las debió haber hecho la fiscalía. ¿Y por qué no lo hicieron? Porque tenían un sesgo. No sabían cuál iba a ser la respuesta y querían intentar montar una condena, sea cual sea, quizá porque el interés mayor estaba vinculado con la expresidenta. Así fue todo el juicio. Fue un verdadero escándalo.

Julio López sí fue condenado, y la relación de Julio López con De Vido era pésima. Me pareciera que, en lo que podríamos llamar esa línea de Santa Cruz, no pasaba por De Vido, sino que pasaba por López.

Julio De Vido no tenía relación con López, y que en todo caso, si había una relación, era malísima. Eso era así. En el juicio quedó probado eso. Me estoy metiendo en un ámbito que es parte del análisis de la defensa de la expresidenta, que es una defensa prestigiosa. Pero ellos fueron víctimas de una construcción también. Por ejemplo, esas llamadas telefónicas de López no fueron mencionadas en la acusación de Luciani cuando inicia el juicio, lo cual es la base de todo.

Cuando arranca la acusación, el fiscal tiene que decir: “Yo le imputo esto. Usted realizó tal cosa. Y me baso en esta prueba”. Esto no fue ni mencionado. Y cuando ya no había ninguna otra cosa de la cual agarrarse, aparecieron en otra causa estas idas y vueltas telefónicas, que yo creo que se completaron con un montaje de fantasía. No alcanza para condenar a Cristina Kirchner que el ministro de Planificación no tenía relación con el señor López.

En mi criterio, hubiera hecho un gran favor la Corte si se tomaba en serio el análisis. Pero claro, para tomarse en serio ese análisis de esta causa que era muy importante para los argentinos, tenían que haber tomado más tiempo. Pero aparentemente estaban apurados. El expediente de Nisman está hace 8 años, y este lo resolvieron en 42 días hábiles, sin cumplir los procedimientos que tiene que cumplir en la Corte. Evidentemente hay una diferencia de velocidad.

En septiembre de 2005, la tapa del diario Perfil era el entonces ministro de Justicia, Horacio Rosatti, renunciando porque no estaba dispuesto a firmar un sobreprecio en la construcción de cárceles que le había pasado el ministro De Vido. Intuyo que la relación entre De Vido y Rosatti quedó bien herida desde ese momento. ¿Le hizo algún comentario alguna vez su defendido respecto de la relación con el presidente de la Corte, a partir de que ambos eran ministros, y renunció acusándolo de corrupción por sobreprecios en las cárceles?

La verdad que ni conocía el episodio. No tengo ni idea cuáles son los sesgos de la actual Corte con respecto a De Vido. Yo creo que no han tenido ninguna otra alternativa que confirmar un fallo que era evidente.

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¿Su planteo sería que, casualmente, para condenar a Cristina era necesario eximir a De Vido, para demostrar que había una línea directa que no pasaba por el Ministerio, sino directamente con Julio López, la Presidenta y Santa Cruz? ¿Es correcto, o lo estoy interpretando mal?

Está completando algunos blancos. Yo no lo sé. Lo que tengo claro es que, en el caso de Julio De Vido, sucedió lo mismo que con la expresidenta. En el caso de De Vido fue ostensible que no fue mencionado durante todo el juicio. No es que había que interpretar qué decían los testigos: los testigos no lo mencionaron a Julio. Era evidente que había que absolverlo. Ahora, la lectura estratégica de si para prevaricar —es decir, fallar en contra de la ley— le venía bien que Julio De Vido saliera de esa situación para poner los focos en esa relación directa entre López y la Presidenta, no lo sé.

Y no solo De Vido también, sino los jefes de Gabinete. Creo que ahí está el punto.

Sí, claro. Es que esa es una cosa insólita. Los responsables de la ejecución del presupuesto son los jefes de Gabinete, por la Constitución. Y acá fue distinto. Acá sí se decidió no convocar a ningún jefe de Gabinete. Ningún jefe de Gabinete fue imputado ni acusado en el juicio. Vinieron como testigos. Y encima, como testigos, cuando les preguntábamos quién es el responsable de la gestión y de la responsabilidad presupuestaria, —que era una pregunta también complicada, porque era más o menos autoincriminante— la respuesta de los propios jefes de Gabinete fue “el jefe de Gabinete”. Y no estaban sentados como acusados. No digo que hubieran hecho nada irregular, pero era raro.

Sinceramente, yo les pido que me crean que no solo en esta causa, sino en muchas otras, todo fue un desastre todo. Y no es un juicio de valor sobre el éxito o no de la gestión o la transparencia. Lo que pasó en el fuero federal estos años, en algún momento tenemos que hacer una evaluación de qué pasó con la justicia federal en los últimos 30 años. Porque es un desastre lo que pasó. Y no estoy banalizando lo que significó el informe Nunca Más.

TV/ff

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