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11 mayo, 2025

Atacan a tiros y mandan al hospital a legendario ex jefe de la barra de Newells, que también supo acompañar a Pimpi Caminos

Daniel Schreiner

Arriola es un apellido legendario de la zona sur, más precisamente de barrio Las Flores. Uno de los primeros capos narco de la ciudad, que pudo conservar su vida y retirarse a tiempo tras recibir un tiro en la rodilla y pasar una temporada en la cárcel, llevaba ese apellido y el mote de Colorado. También se apellida Arriola el Pipi, un referente histórico de la barra brava de Newell’s que incluso supo comandarla, aunque sería más preciso decir gerenciarla, ya en épocas en que el paravalanchas se lo quedó el jefe de Los Monos Ariel “Guille” Cantero. Con un prontuario bien denso que incluye acusaciones por homicidio y una condena de venta de drogas, Héctor Marcelo “Pipi” Arriola igual estaba frente a su casa de Doctor Riva al 1900 en la tarde de este viernes cuando casi lo matan: un tiro gatillado por un sicario le dio en el brazo derecho y lo mandó al hospital. Un ataque que se suma al clima denso que se vive en la ciudad por la reaparición de mensajes entre bandas narco, lo que a la vez tiene correlato no sólo en la pesada rojinegra sino también en la tribuna de Rosario Central.

La balacera

Poco antes de las cinco de la tarde de este viernes Arriola, de 45 años, estaba en el carrito de comidas que tiene estacionado en la puerta de su vivienda de Doctor Riva y Dorrego, dijeron fuentes policiales. Allí un hombre se le acercó y le disparó, sin mediar palabra –dijo la víctima– desde cerca.

Arriola recibió un disparo en el brazo derecho y fue auxiliado por un vecino que lo cargó en su Renault 9 bordó y lo trasladó desde ese sector del barrio Matheu al Heca, donde quedó internado.

Exclusión con Pimpi

En febrero de 2009 el Pipi Arriola recibió la prohibición de entrar a la cancha de Newell’s. Por entonces ya tenía ocho anotaciones penales como mayor. Era una época convulsionada: caído el reinado del presidente leproso Eduardo J. López tras 14 años, con él también fue el comienzo del declive del entonces jefe de Arriola en la barra leprosa, Roberto “Pimpi” Caminos, incluido en la misma lista de alcanzados por el derecho de admisión y por entonces prófugo de la Justicia.

En 2001 Arriola fue investigado por un homicidio en barrio Tablada y cinco años más tarde sumó acusación por un asalto. En 2007 le dieron tres años de cárcel por otro delito, pero a principios de 2008 ya estaba en la calle cuando protagonizó un choque con el patovica de un boliche de Entre Ríos y Sarmiento. Unas horas después, cuando el custodio llegaba a su casa de Presidente Roca y Regimiento 11 con su novia, fue abordado por hombres armados que, en medio del apriete, terminaron baleando a la mujer: Pipi marchó preso unos días después.

Crimen y gerenciamiento

Arriola fue sentenciado años más tarde por el crimen de Luis Martínez, un hombre ultimado en 2011 de tres tiros en Flammarión al 4900 en medio de una discusión, en la que Pipi dijo haber actuado en legítima defensa, aunque llegó al lugar en moto y armado: un hijo de la víctima estaba en pareja con una hermana del agresor.

Una vez que Arriola volvió a la calle reemplazó al luego asesinado Nelson “Chivo” Saravia como gerenciador de la barra rojinegra. Duró poco más de tres años, entre 2017 y 2020, una época de relativa paz que siguió a la caída de Diego “Panadero” Ochoa –el sucesor del asesinado Pimpi– y a los crímenes de Matías “Cuatrerito” Franchetti y Maximiliano “Cabezón” La Rocca.

La causa de drogas

En agosto de 2021, luego de haber dejado la administración de la barra en manos de Aldo “Gatito” Sosa, Arriola marchó preso de nuevo desde su histórica vivienda de Doctor Riva y Dorrego: lo acusaron de comercialización de drogas mediante la modalidad delivery en el marco de una gavilla de “pibes bien”, que distribuían la mercadería a clientes de buen poder adquisitivo.

En noviembre de 2023 le prorrogaron la prisión preventiva en esa causa federal, en la que fue procesado junto con Alan Coronel, un hombre de Villa La Lata paradójicamente vinculado con la barra de Central y con su entonces líder, asesinado en noviembre de 2024: Andrés “Pillín” Bracamonte. Arriola y otros siete acusados arreglaron luego su situación mediante condenas en juicios abreviados; Pipi acordó tres años de cárcel.

Fin de la tregua

El ataque de este viernes contra Arriola, de nuevo en la calle desde hace poco tiempo, se enmarca en una pelea que parece haber renacido después de una tregua de ocho meses: desde el momento en que –en agostos del año pasado– fueron presos Alejandro “Rengo” Ficcadenti y su rival Luciano “Lucho” Gallardo, luego de ataques sangrientos que conmocionaron a la entidad del Parque Independencia.

A fines de marzo de este año Ariel “Guli” Bovio fue ultimado en la esquina de su casa de Mitre al 3200, mientras estaba con su madre. En un bolsillo tenía tres decenas de entradas para el partido que horas después iban a disputar en el Coloso Newell’s y Boca. A pocos metros, un imponente mural da cuenta de que allí manda el Canalla, más precisamente el grupo de Villa La Lata.

Todos monos

“Vas a terminar como el Guli” fue la amenaza que recibieron familiares de Antonio “Chinchu” Mauro días después: le pedían 20 millones de pesos invocando el crimen de Bovio. Las víctimas denunciaron el hecho y fueron presos dos hombres y dos mujeres vinculados con Los Monos. En rigor, Mauro y Ficcadenti también eran referentes de la banda de La Granada, pero en medio de una especie de licitación dispuesta por Guille Cantero por el manejo de la barra quedaron del lado que terminó derrotado: la llamada barra disidente.

Mauro fue finalmente detenido el miércoles pasado, dos días antes de que Arriola terminara baleado. Lo apresaron en Arijón al 1800 y quedó a la espera de ser acusado como integrante de la asociación ilícita que lidera Guille Cantero al interior de la barra de Newell’s, a la que le atribuyen los ataques armados sufridos por el astro futbolístico Ángel Di María y su familia destinados a que no regrese a Rosario Central.

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