Convocados por el obispo de San Justo, Eduardo García, a cargo de la Pastoral Judicial, y por Eduardo Martín, arzobispo de Rosario, este sábado se llevó a cabo en la Iglesia del Buen Pastor un nuevo encuentro de “Diálogos por una Justicia más humana”, que reunió a jueces, fiscales y funcionarios junto con referentes de la comunidad.
Las jornadas se llevan a cabo desde 2024 y se desarrollaron en la parroquia Santa María Madre del Pueblo, del barrio 1-11-14 de Capital Federal; el Hogar del Padre Cajade, en el barrio Los Hornos de La Plata; en la parroquia San José de la diócesis de San Justo, en La Matanza; en la capilla María Auxiliadora, de Moreno; en el parador La Mano de Dios, del barrio porteño de Once; y nuevamente en la diócesis de San José.
La apertura de esta última jornada estuvo a cargo del obispo Martín, quien agradeció la concurrencia y, evocando al Papa Francisco, llamó a cuidar la dignidad de “nuestros hermanos en tanto nadie puede estar por arriba de otro”.
En el encuentro se entabló un intenso intercambio con referentes barriales, vecinales y representantes de la Iglesia que día a día trabajan en forma fraterna para ayudar a quienes más los necesitan.
Los presentes se congregaron en el marco de la Mesa de Integración de los Barrios Populares de Cáritas Argentina y desafiaron la visión punitivista.
Ante esos desafíos, la tarea de aquellos que integran la Pastoral Judicial se orientó a elaborar respuestas concretas en el orden institucional para hacer frente a las problemáticas esbozadas por los referentes de la comunidad.
El obispo de San Justo, Eduardo García, recordó que la convocatoria surgió de la necesidad de trabajar por los más vulnerables dejando de lado las visiones románticas de la pobreza, que actualmente trae aparejada violencia y flagelos como el consumo de drogas. Remarcó que “la situación de injusticia estructural y las consecuencias que están a la vista de todos requieren un trabajo mancomunado con la justicia”.
Explicó que, “mientras el poder judicial tiene el rol de ver al que delinque como culpable, la iglesia lo tiene que ver como una víctima de la desigualdad, la falta de posibilidades y vulnerabilidad extrema” y que, “si bien esas dos visiones deben formar parte del trabajo conjunto, la Justicia debe pisar el territorio y ver los contextos desde los cuales los culpables son, a la vez, victimas”.
En la ocasión, el ministro de la Corte Suprema de Justicia de Santa Fe, Daniel Erbetta, expresó que “las estadísticas son alarmantes y en ese escenario tiene que haber cada vez más presencia de los referentes judiciales de la jurisdicción en estos encuentros que sirven para conocer la realidad de los sectores más vulnerados”.
Agregó que “el poder judicial debe recuperar la confianza de la gente a través del esfuerzo institucional porque con las acciones individuales no alcanzan” y, evocando a Francisco, llamó a “abrir las ventanas y las puertas de los despachos para no contaminarse con la propia atmósfera”.
En este sentido, advirtió que los jueces son responsables de la integridad de aquellos que se encuentran detenidos por su decisión y es por ello que deben salir de sus despachos y tomar contacto con los contextos de encierro.
Además de Erbetta, participaron numerosos funcionarios judiciales del orden federal y provincial, incluida la Corte Suprema provincial, entre los cuales se destacaron el juez de Cámara Federal de Casación Penal, Alejandro Slokar; el presidente de la Corte Suprema de Justicia de Santa Fe, Roberto Falistocco; el procurador de la provincia de Buenos Aires, Julio Conte Grand; el camarista provincial, Guillermo Llaudet; el fiscal Franco Carbone; y el defensor Sebastián Bereciartúa; los jueces federales de Rosario, Elena Di Lario, Aníbal Pineda y Eduardo Rodrigues Da Cruz; los fiscales federales Adolfo Villate y Juan Murray; y el sacerdote Fabián Belay.
